"El Colegio Nacional de Buenos Aires"
Nos dice Manrique zago:
"Todo empezó un día de primavera cuando con Fernando Alonso, advertimos tras los tilos, que la potente mole del colegio Nacional de Buenos Aires era la carátula de un libro, todo para inventar y todo para descubrir.
Compartimos el entusiasmo con el rector y nos pusimos a la obra con las ganas adolecentes de realizar una visión diferente, sin tiempo, reuniendo los capítulos como peldaños hacia el cielo de la vida, eternamente joven.
El Colegio Nacional de Buenos Aires debía constituir, además un homenaje a la cultura nacional, a los que ahí enseñaron y a cuantos multiplicaron su aprendizaje después en todas las ramas posibles del saber y del obrar.
Recorrimos paso a paso las aulas, los patios, la mansarda. Escudriñamos el cielo casi de la mano de Héctor Ottonello, revisamos con apasionamiento los registros de 1886 donde se consignan las "faltas graves" de los alumnos de entonces y nuestras sin duda como; "tirar bombas de harina", "hablar en clase", o simplemente no saber la lección.
Y nos sentimos integrantes por adopción de la gran familia del colegio.
Vivimos la alegría de la entrada y la algarabía de la salida, renovada siempre a los largo de los siglos pero con todos los colores del verano hoy, y todas las latitudes presentes.
Recurrimos a los especialistas, para recordar imágenes, reunir medallas, vivir la poesía de las ocultas perspectivas de corredores y salones donde percibimos el corazón latiendo de tantos hermanos en el aula y en la vida que pueblan ahora las últimas páginas del libro.
Y nos fuimos transformnando, poco a poco en alumnos del Colegio, rindiendo exámen. Porque al entragar la prueba aguardamos anotar en nuestra libreta personal la calificación final.
Y el abrazo fraterno."
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