lunes, 7 de marzo de 2011

HORACIO GONZALEZ en el libro del mes.

El 16 de marzo de 1812 se inaugura la primera Biblioteca Pública en este predio histórico de la Manzana de las Luces, ocupando originalmente los salones ubicados en planta baja y altos, sobre la calle Moreno.
El año próximo celebraremos el bicentenario de tal acontecimiento.
Por ello este mes de marzo ponemos a disposición de nuestros amigos visitantes y lectores, un libro recientemente editado por la "Biblioteca Nacional", en el mes de un nuevo aniversario de su inauguración.
Esta publicación es obra de su actual director el Lic. Horacio González, a quien tuvimos el gusto de atender como lector, cuando visitó nuestra biblioteca "Arq. Federico Ortiz", buscando material para este trabajo.


Nos dice su Prólogo:
"Esta historia de la Biblioteca Nacional, quiere ser a la vez, una historia de sus ensueños bibliotecarios y de las quimeras literarias del país. También de sus nada secretos filamentos políticos. No es la primera historia que se escribe sobre ella. No será la última. Su condición de dilema público y cultural no puede agotarse. Y mientras eso suceda, la Biblioteca seguirá viva y desafiante. Mas allá de sus dos denominaciones -Biblioteca Pública y luego Biblioteca Nacional- y de sus tres edificios -el de la calle Moreno, el de la calle México y el de la calle Aguero-, mantuvo un único hilo conceptual que construye su conciencia bicentenaria. Sin embargo como toda historia puede ser un campo de pruebas, un juego entre lo expectante y lo truncado. En un sentido, contiene la historia del propio Estado Nacional. En otro sentido, es huidiza al intento de darle un carácter unívoco a su desarrollo o a declarar que importan más sus funciones que su orígen o que sus discontinuidades políticas. Por eso nos rehuye sin dificultad cuando se quiere imaginarla como una e indivisible a lo largo de todas sus épocas. Pero también se nos escapa si con rápidas facilidades pasamos por alto la polémica sobre su fundación, que en esencia constituye el tema de cómo las instituciones se relacionan a las ideologías de cada época. Nosotros la afirmamos morenista. El joven y enigmático político Mariano Moreno surge de las querellas sobre el origen con la signatura de fundador. Pero no sin reconocer la difusa imagen de los actos fundadores. Ellos nos ofrecen una historia naturalmente díscola al inmediatismo de los héroes.
En un sentido más, la historia del funcinamiento de la Biblioteca suele dejar la idea de una demora, una desidia o un incumplimiento. Esta cuestión se arrastra en centenarios documentos, que pasman con su insistencia y reiteración. Sus quiebres e intermitencias podrían obligarnos entonces a que se nos exima de una historia uniforme que no fuera la de sus deficiencias institucionales. ¿Pero disolveríamos la noción de "Biblioteca Nacional" en una serie de períodos interrumpidos por fallidos procedimientos políticos y en la infinita multiplicidad de sus avatares administrativos?. En éste como en otros temas, Paul Groussac nos sirve de inspiración. Su historia de la Biblioteca Nacional, escrita a fines del siglo XIX, bajo la apariencia de ser una historia de los directores del establecimiento, consigue acercarse a una historia moral e intelecutal de la Argentina. Desde la guerra hasta la catalogación de libros, lo que ahí aparece se convierte en un ensayo de historia de las pasiones públicas e intelectuales. (...).

La historia que vamos a presentar mantiene, pues, la unidad de un concepto -el de Biblioteca Nacional- a lo largo de sus múltiples formas, sentidos y apariciones. Pero siempre que el concepto preserve su carácter alusivo, a fín de no ilusionar a nadie con una historia tan bien contada que en la misma medida no sería la literalmente ocurrida. He aquí lo que puede llevarnos a una historia nacional sub especie literaria, simbólica y desde luego tecnológica: todos ellos, campos de una disputa de significados, como la que en esencia envuelve, a todas las instituciones.(...)