"Hiram Bingham no iba a permitir que un poco de mal tiempo lo detuviera; pese a todo no fue hasta las diez que emergió de su tienda a la llovizna de la mañana del 24 de julio de 1911, en lo más profundo del corazón de los Andes peruanos".
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había escuchado atentamente cuando el tabernero habló de las ruinas incas situadas en la silla de un sobresaliente risco al otro lado del río Urubamba, donde habían instalado el campamento de la expedición de la Universidad de Yale. Tras anotar el nombre de los dos picos de aquella montaña en su block de notas - el Huayna Pichu y el Machu Pichu-, Bingham persuadió al reacio tabernero de que lo condujera hasta el lugar con la promesa de un dólar de plata. Pero ahora, en medio de la lluvia, sus colegas de expedición declinaron acompañarlo. Bingham se adentró en la llovizna en compañia sólo del guía y del escolta nombrado por el gobierno. Tras ascender unos 600 metros, llegaron a la choza de una familia peruana. El tabernero se lo pensó mejor acerca de continuar y decidió quedarse atrás conversando con el propietario de la cabaña, mientras Bingham y su guardai continuaban hacia arriba, conducidos por un muchachito de no más de diez años.
había escuchado atentamente cuando el tabernero habló de las ruinas incas situadas en la silla de un sobresaliente risco al otro lado del río Urubamba, donde habían instalado el campamento de la expedición de la Universidad de Yale. Tras anotar el nombre de los dos picos de aquella montaña en su block de notas - el Huayna Pichu y el Machu Pichu-, Bingham persuadió al reacio tabernero de que lo condujera hasta el lugar con la promesa de un dólar de plata. Pero ahora, en medio de la lluvia, sus colegas de expedición declinaron acompañarlo. Bingham se adentró en la llovizna en compañia sólo del guía y del escolta nombrado por el gobierno. Tras ascender unos 600 metros, llegaron a la choza de una familia peruana. El tabernero se lo pensó mejor acerca de continuar y decidió quedarse atrás conversando con el propietario de la cabaña, mientras Bingham y su guardai continuaban hacia arriba, conducidos por un muchachito de no más de diez años.
Templo de las tres ventanas
Tras rodear un promontorio y ascender una montaña profundamente aterrazada en tiempo de los Incas, Bingham se vió recompensado por sus esfuerzos. - "De pronto me hallé frente a las paredes de casas en ruinas construidas con piedras en el más fino estilo inca - escribiría más tarde -.Resultaban difíciles de ver porque estaban parcialmente cubiertas con árboles y musgo crecidos a lo largo de siglos, pero en las densas sombras, ocultas entre bosquecillos de bambú y maraña de enredaderas, aparecían aquí y allá paredes de sillería de granito formadas por piedras cuidadosamente talladas y exquisitamente encajadas unas con otras".
Bingham apenas podía creer en su buena suerte mientras caminaba por entre las ruinas llenas de maleza y hallaba maravilla trás maravilla: un mausoleo real, un templo del sol, tamplos más magníficos aún, una amplia plaza, docenas de casas. -"Parecía como un sueño increible".
Intihuatana o "Ammarradero solar"
Recordamos que desde 1983, MACHU PICHU, ha sido declarada PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD y en 2007 fué elegida como una de las SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO MODERNO.
Al cumplirse 100 años de su hallazgo para la cultura occidental, invitamos a nuestros lectores y visitantes a consultar el libro "THE WORLD HERITAGE, INCA CIVILIZATION" editado por UNESCO, registrado en el Catálogo General con el N° 0263.
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